La controversia alrededor del cartel del Orgullo LGTBI de Madrid ha suscitado una oleada de críticas debido a la representación estigmatizante del evento, asociándolo principalmente con fiesta, alcohol y sexo. Muchos han señalado que esta asociación no se aplica de igual manera a otras festividades en la capital, además de criticar la ausencia de menciones a las siglas LGTBI, la reivindicación del colectivo, o la bandera que lo representa. En contraste, otras ciudades de España continúan publicando sus propios carteles del Orgullo. Un caso destacado ha sido el de Huelva, donde el cartel fue seleccionado mediante un concurso organizado por el Ayuntamiento de Huelva. El jurado, designado por la concejalía de Servicios Sociales, Familia y Accesibilidad en colaboración con la comisión LGTBIQ+, eligió la obra ganadora. El ganador del concurso fue Ignacio Rivera, premiado con un ordenador portátil. No obstante, su elección no estuvo libre de controversia, ya que muchos argumentaron que el diseño fue realizado con Inteligencia Artificial. Esta decisión generó debate sobre el uso de estas herramientas para la creación de cartelería en lugar de dar oportunidad a artistas y estudios de diseño locales. Además de la crítica al diseño y al uso de la Inteligencia Artificial, lo que realmente encendió las redes sociales fue la representación de dos gambas típicas de la zona como símbolo de la diversidad del colectivo. Algunos bromearon sobre la representación de "dos gambas gais, dos langostinas lesbianas", y el creador de contenido sevillano Malacara llegó a bautizarlo como "mariscones". Este caso ilustra la sensibilidad y la diversidad de opiniones que pueden surgir alrededor de la representación de eventos y colectivos en espacios públicos, así como el impacto de las decisiones de diseño en la percepción y la inclusividad social.