En este impactante segmento, Jalis de la Serna se adentra en el corazón del barrio del Raval, uno de los lugares más afectados por el consumo de drogas en la ciudad. Durante su recorrido, se encuentra con una vecina que, harta de la situación, expresa su frustración sobre cómo el barrio se ha deteriorado debido a la constante presencia de drogadictos. "Estos señores es lo que tenemos 24 horas, 7 días a la semana, los 12 meses", declara con indignación. Mientras la vecina comparte su desesperación, un usuario de la narcosala interrumpe la entrevista, generando una tensa confrontación. Con sarcasmo, el hombre replica: "Porque sí, tiene razón", mientras la mujer intenta continuar: "¿Me dejas a mí, cariño?". El drogadicto, visiblemente molesto, insiste en que los vecinos no pueden saber más del Raval que aquellos que lo viven día a día. La situación se intensifica y la vecina, enojada, se dispone a abandonar el lugar. Sin embargo, Jalis de la Serna la persuade para que continúe explicando la grave situación del barrio. La vecina describe un panorama desolador: "Los abuelos no pueden salir a la calle a disfrutar del sol, ni los niños ir a las plazoletas". Con profunda tristeza y enojo, concluye: "Esto que ustedes ven, esto es el Raval puro y duro". Su testimonio es un clamor desgarrador por un barrio que, según ella, ya no existe como lo conocía: "El Raval no era esto ni por casualidad". Este episodio refleja la cruda realidad de un barrio atrapado en la crisis del consumo de drogas, donde la convivencia diaria se ha vuelto insostenible para muchos de sus residentes.