Jamás he tratado mal a un becario, aunque no se supiesen la teoría, aunque tardasen en aprender los protocolos de trabajo (calidad), ni a los que han sido vagos, ni tampoco a los que han hecho mal sus tareas (haciéndome ir detrás de ellos después de haberles explicado desde la teoría hasta la práctica todos los procedimientos).
Los becarios son jóvenes a los que estamos por enseñarles desde nuestra experiencia, y tratarlos con desprecio y soberbia te convierte en un monstruo.
Que se le haya quedado el micrófono abierto no es excusa para la basura que ha soltado esta señora.
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