Un escándalo estalla en Mercadona mientras los consumidores descubren una práctica inquietante: pesar meticulosamente los productos básicos como macarrones, pasta y arroz para verificar si están recibiendo la cantidad adecuada. En medio de esta controversia, Ángel, un usuario indignado, realiza un experimento revelador. Al pesar un paquete de pasta de espirales etiquetado como 500 gramos, descubre con incredulidad que en realidad solo pesa 358 gramos.
La disparidad entre lo etiquetado y lo real despierta preocupaciones sobre la integridad y la transparencia en el proceso de envasado y venta de productos, generando un debate acalorado sobre la confianza del consumidor y los estándares de calidad en el mercado minorista.